La capital ucraniana fue escenario de un asalto aéreo sin precedentes, considerado el más extenso desde el inicio de la invasión hace más de tres años
La capital ucraniana fue escenario de un asalto aéreo sin precedentes, considerado el más extenso desde el inicio de la invasión hace más de tres años. La noche del jueves y la madrugada del viernes 4 de julio se vieron marcadas por el incesante zumbido de drones y el estruendo de detonaciones que resonaron a través de la ciudad. El ataque involucró un total de 539 aeronaves no tripuladas y 11 misiles, según evaluaciones de las defensas de Kyiv.
Las consecuencias del bombardeo fueron significativas, dejando al menos 23 personas heridas y causando daños extensos en decenas de edificaciones. Seis de los diez distritos de la urbe fueron impactados, incluyendo la Embajada de Polonia. Las autoridades locales informaron que la agresión aérea afectó aproximadamente 40 bloques de apartamentos, cinco instituciones educativas entre escuelas y jardines de infancia, así como numerosos establecimientos comerciales y vehículos.
La infraestructura del país también sufrió interrupciones; la principal empresa ferroviaria nacional, Ukrzaliznytsia, se vio obligada a desviar varios trenes de pasajeros, lo que generó demoras considerables. En medio del asedio, cientos de familias buscaron refugio en las estaciones del metro subterráneo, mientras columnas de humo se elevaban sobre el centro de la ciudad, una imagen desoladora para sus habitantes.
Los daños se extendieron a ambas orillas del caudaloso río Dniéper, que divide la capital. En el arbolado distrito de Holosiivskyi, la caída de fragmentos de drones provocó el incendio de un centro médico, sumándose a la lista de estructuras afectadas.
Este reciente y masivo ataque se inscribe en un patrón de intensificación de los bombardeos aéreos rusos sobre Kyiv en las últimas semanas. La ciudad, hogar de tres millones de personas, ha experimentado algunos de los asaltos más letales en el curso de las hostilidades. Apenas unos días antes de este incidente, Moscú había lanzado lo que entonces se consideró el mayor asalto aéreo de la invasión. Esta estrategia de presión aérea coincide con un esfuerzo concertado por parte del Kremlin para penetrar diversas secciones de la línea del frente, que se extiende por aproximadamente mil kilómetros, donde las fuerzas ucranianas enfrentan una considerable presión
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