La comunidad de Tomayapo se encuentra en una encrucijada crítica, enfrentando no solo una crisis económica, sino un desafío que pone en riesgo su prop
La comunidad de Tomayapo se encuentra en una encrucijada crítica, enfrentando no solo una crisis económica, sino un desafío que pone en riesgo su propia continuidad. Marino Valdez, uno de los residentes, expone la difícil realidad que atraviesan los habitantes de esta localidad, que en el pasado era reconocida por su producción de duraznos, pero que ahora se halla al borde del abandono debido a la escasez de agua.
La problemática relacionada con el agua no es reciente en Tomayapo. Valdez señala que esta inquietud ha sido transmitida a lo largo de generaciones. Durante la temporada de lluvias, el agua fluye en abundancia, pero no podemos almacenarla para los períodos de sequía, cuando realmente la necesitamos, comenta Valdez, enfatizando que, a pesar de las lluvias intensas y las inundaciones en ciertas épocas, la comunidad sufre de escasez durante los meses secos.
El corazón del problema radica en la falta de infraestructura adecuada para el almacenamiento y la distribución del agua. Valdez menciona que la comunidad ha solicitado durante años la construcción de una presa, que podría ser la solución definitiva para garantizar el suministro de agua en Tomayapo. Sin embargo, estas demandas han sido ignoradas por las autoridades tanto locales como nacionales. Estamos cansados de acudir a las autoridades sin obtener respuesta, lamenta.
La falta de agua también está provocando una migración preocupante entre los niños y jóvenes de la comunidad. Valdez indica que el panorama es desolador, con escuelas que apenas pueden mantenerse operativas debido a la escasez de alumnos. Hay instituciones donde solo hay uno o dos estudiantes, y algunas han tenido que cerrar, señala.
Este éxodo forzado está transformando radicalmente la estructura social de Tomayapo. La mayoría de los jóvenes se ven obligados a buscar oportunidades en otros lugares, tanto dentro del país como en el extranjero. La juventud ha tenido que emigrar a diferentes partes, no es una elección, sino una necesidad, menciona Valdez, subrayando el impacto de esta situación en la comunidad.
Los que permanecen en Tomayapo son, en su mayoría, personas mayores que se ven atrapadas por las circunstancias y sin muchas opciones. Solo quedan algunos ancianos que no pueden salir por necesidad, agrega Valdez.
Desde el punto de vista económico, las repercusiones de esta crisis hídrica son igualmente alarmantes. Tomayapo, que alguna vez fue conocida por su producción de duraznos, está viendo cómo su principal fuente de ingresos se desmorona con cada año que pasa. Era una región próspera en la producción de duraznos, pero ahora la situación es cada vez más crítica, lamenta.
La disminución de la producción agrícola no solo impacta los ingresos de las familias locales, sino que también erosiona la identidad cultural de la comunidad, profundamente arraigada en su tradición agrícola.
La frustración entre los comunarios se ve exacerbada por la inacción de las autoridades. Valdez menciona que existía un proyecto para la construcción de un sistema de almacenamiento de agua que estaba casi listo para buscar financiamiento, pero que ha caído en el olvido debido a la burocracia y la falta de voluntad política. Ahora necesitamos actualizar todo el proyecto, pero eso requiere financiamiento que ni la gobernación ni nadie más parece dispuesto a proporcionar, explica Valdez.
La situación en Tomayapo es un claro reflejo de cómo una gestión inadecuada de los recursos hídricos puede tener efectos devastadores en las comunidades rurales. Este no es solo un problema de infraestructura o financiamiento, sino un desafío que pone en peligro la supervivencia de una comunidad y su forma de vida
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