Leonel Mejía, un joven boliviano de 18 años, destaca por su labor en la preservación de papas nativas en el altiplano andino, resaltando la importancia de la diversidad genética en la agricultura.
Leonel Mejía, un joven de 18 años, se destaca por su labor en la preservación de variedades de papas nativas en Bolivia.
Leonel Mejía, residente del altiplano andino boliviano, ha dedicado su vida a la clasificación y preservación de papas nativas, destacando la importancia de la diversidad genética en la agricultura.
En el altiplano andino boliviano, la labor de Leonel Mejía, un joven de 18 años, ha cobrado relevancia gracias a su dedicación en la clasificación y preservación de hasta 40 variedades de papas nativas de su región. Inspirado por la sabiduría agrícola de su abuelo, Leonel comenzó su labor a temprana edad, a los 12 años, cuando se sumergió en el mundo de los tubérculos andinos.
Residente de la comunidad de Chiarumani, situada a más de 4.200 metros sobre el nivel del mar, Leonel y su familia se han dedicado incansablemente a la agricultura, manteniendo viva la tradición y el legado familiar. Su interés por las plantas surgió a través del jardín de flores de su abuelo, despertando en él una curiosidad que lo llevó a explorar las variedades nativas de papas y a documentarlas en un catálogo, el cual ha logrado plasmar tanto en formato impreso como digital.
El impacto del cambio climático en la producción agrícola no ha pasado desapercibido para Leonel, quien advierte sobre la tendencia de los productores a enfocarse en cultivar unas pocas variedades de papas, descuidando así la diversidad genética y poniendo en riesgo la existencia de muchas variedades nativas. En contraste con esta situación, el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (INIAF) de Bolivia resguarda más de 1.500 especies de papa en su Banco de Germoplasma en la Estación Experimental de Toralapa, aunque solo unas 30 de ellas son cultivadas regularmente debido a la demanda comercial limitada.
Leonel destaca la importancia de conocer las características únicas de cada variedad, como el caso de la papa Imilla, resaltando su resistencia a las heladas, una cualidad invaluable en el contexto del altiplano boliviano. Para él, la clave para la preservación de las papas nativas radica en sensibilizar a los consumidores, fomentando la demanda en los mercados y generando conciencia sobre la importancia de conservar esta riqueza genética.
En su incansable labor de “aprender y enseñar”, Leonel ha encontrado aliados en la figura de chefs reconocidos como Sean Sherman, quien ha visitado su comunidad para conocer de primera mano el trabajo de catalogación y preservación de las variedades de papas. La colaboración con estos chefs ha abierto nuevas puertas para la comercialización de las papas nativas, brindando una oportunidad única para preservarlas y difundir su valor tanto a nivel nacional como internacional.
La visión de Leonel trasciende las fronteras de su comunidad, reconociendo en las papas nativas un patrimonio cultural de Bolivia que merece ser protegido y valorado. Su compromiso con la preservación de estas variedades, en un contexto donde la diversidad genética se ve amenazada, es un ejemplo inspirador de cómo la juventud puede marcar la diferencia y ser la voz de cambio en la conservación de la biodiversidad agrícola.
El compromiso de Leonel Mejía con la preservación de las papas nativas es un ejemplo inspirador de cómo la juventud puede marcar la diferencia en la conservación de la biodiversidad agrícola.
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