El Chelsea se coronó campeón del Mundial de Clubes en una final disputada en el MetLife Stadium de East Rutherford, Nueva Jersey, consolidando su segu
El Chelsea se coronó campeón del Mundial de Clubes en una final disputada en el MetLife Stadium de East Rutherford, Nueva Jersey, consolidando su segundo título del año tras haber levantado previamente la Conference League. El conjunto londinense, bajo la dirección estratégica de Enzo Maresca, desplegó una actuación formidable que neutralizó por completo al Paris Saint-Germain, un equipo que llegaba a la cita como favorito tras una temporada sobresaliente.
Para el PSG, esta derrota representó un duro golpe, truncando su ambición de completar un histórico sextete, a pesar de haber exhibido un dominio contundente en las semifinales contra el Real Madrid. El encuentro culminó de manera desfavorable para los parisinos, con la expulsión de Joao Neves en los minutos finales por una infracción sobre Marc Cucurella.
El imponente estadio neoyorquino, que también se prepara para albergar la final del Mundial de selecciones el próximo año, fue testigo de la ascendente trayectoria del Chelsea en el torneo, un equipo que fue ganando en confianza y rendimiento hasta anular al que había sido el dominador del fútbol europeo en la presente campaña. Entre los asistentes destacados en el palco se encontraba el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
La victoria del Chelsea estuvo cimentada en actuaciones individuales sobresalientes. Cole Palmer fue la figura central, sellando una noche memorable con dos anotaciones y una asistencia clave para Joao Pedro. La presencia del británico por el flanco derecho se convirtió en un quebradero de cabeza constante para Nuno Mendes. Joao Pedro, por su parte, continuó su meteórico inicio con el club, sumando su tercera diana en el torneo. El atacante brasileño, incorporado oficialmente a principios de julio, debutó apenas dos días después en los cuartos de final y fue decisivo en las semifinales con un doblete. En el centro del campo, Moisés Caicedo, a pesar de las dudas por molestias en el tobillo, se erigió como un baluarte inexpugnable, mientras que el guardameta Robert Sánchez contribuyó con intervenciones de gran mérito que preservaron la ventaja.
El inicio del partido fue un claro reflejo de la ambición del Chelsea. Con una audaz propuesta táctica de Maresca, que buscaba asfixiar al PSG desde el pitido inicial, los londinenses salieron con una intensidad arrolladora. Enzo Fernández y Joao Pedro lideraron la presión alta, con Pedro Neto y Palmer brindando un soporte crucial en los costados para contener las incursiones de Achraf Hakimi y Nuno Mendes. El PSG, desorientado y sin encontrar su ritmo, sufrió en defensa desde los primeros compases. Palmer tuvo una oportunidad manifiesta tras una exquisita combinación colectiva, cuyo disparo rozó el larguero, engañando a gran parte de la afición. Aunque los primeros quince minutos fueron de claro dominio azul, el PSG logró asentarse y equilibrar el control del esférico, generando una ocasión de oro mediante un pase magistral de Fabián Ruiz. Sin embargo, Désiré Doué, en lugar de buscar el remate, optó por una asistencia para Hakimi que fue interceptada por Cucurella.
Poco después, comenzó la exhibición de Palmer. El talentoso jugador del Chelsea se resarció de su anterior fallo cuando Malo Gusto recuperó el balón de un Nuno Mendes irreconocible. El esférico llegó a la frontal del área y Palmer definió con maestría con su pierna izquierda al poste derecho de Donnarumma en el minuto 22. Tan solo ocho minutos más tarde, Palmer completó su doblete con una jugada casi idéntica. Con Vitinha cubriendo de emergencia el sector derecho, Palmer avanzó sin oposición hasta el área y anotó con un remate prácticamente calcado al primero.
El Paris Saint-Germain parecía noqueado tras apenas media hora de juego. Ni Vitinha, ni Fabián Ruiz, ni Joao Neves lograban articular una circulación de balón fluida, y en ataque, Ousmane Dembélé se encontraba completamente desaparecido. En contraste, el Chelsea volaba en sus transiciones rápidas, explotando repetidamente los espacios a la espalda de los laterales parisinos. La culminación de una primera mitad excepcional llegó en el minuto 43, cuando Joao Pedro amplió la ventaja tras una asistencia de un imparable Palmer.
En la reanudación, el PSG intentó reaccionar, con un Vitinha más activo en la creación. Los dirigidos por Luis Enrique estuvieron cerca de descontar con un disparo del portugués y, especialmente, con un remate de Dembélé desde el corazón del área que Robert Sánchez desvió con una parada providencial. No obstante, el Chelsea mantuvo su solidez defensiva. A pesar de la salida de Enzo Fernández por lesión y el ingreso de Liam Delap por Joao Pedro, los londinenses estuvieron a punto de ampliar aún más la goleada.
El epílogo del encuentro estuvo marcado por la tensión, con constantes roces y discusiones entre los jugadores. La expulsión de Joao Neves fue un reflejo de la frustración parisina, y tras el pitido final, las confrontaciones persistieron, involucrando incluso a los cuerpos técnicos. Estos incidentes, sin embargo, no empañaron la magnitud del triunfo del Chelsea, que selló una actuación memorable en la gran final
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