La participación de Boca Juniors en el Mundial de Clubes llegó a su fin este martes con un empate 1-1 frente al Auckland City, un resultado que no fue
La participación de Boca Juniors en el Mundial de Clubes llegó a su fin este martes con un empate 1-1 frente al Auckland City, un resultado que no fue suficiente para asegurar su avance en la competición. A pesar de las elevadas temperaturas que superaban los 35 grados Celsius, la afición Xeneize se erigió como la verdadera protagonista de la jornada, manteniendo un apoyo inquebrantable desde las gradas.
El conjunto argentino no logró superar al modesto Auckland City, un equipo semiprofesional que ya había sido eliminado del torneo tras sufrir abultadas derrotas ante el Bayern Múnich (0-10) y el Benfica (0-6). El empate final dejó a Boca en la tercera posición de su grupo con dos puntos, por detrás del Benfica, que lideró con siete unidades, y del Bayern, que acumuló seis. El Auckland City, por su parte, sumó un valioso punto que fue celebrado con euforia por su banquillo al sonar el pitido final, reflejando el gran compromiso mostrado en el campo.
El fervor de la hinchada de Boca fue palpable en Nashville, Tennessee. Numerosos seguidores viajaron desde Argentina y diversas regiones de Estados Unidos, incluyendo Miami, para presenciar el encuentro. A pesar de los 34 grados y el 55% de humedad al inicio del partido, los cánticos no cesaron. Tambores, banderas y globos amarillos y azules transformaron las tribunas en una auténtica fiesta, aunque el desempeño del equipo no estuvo a la altura de las expectativas ni del apoyo recibido.
La estrategia de Boca, que buscaba abrir espacios por las bandas tal como había anticipado su entrenador, resultó predecible y no generó el peligro deseado. A pesar de mantener una posesión superior al 70% y de ejecutar once saques de esquina solo en la primera mitad, la lluvia de centros no se tradujo en una ventaja clara. Si bien el primer gol, un desafortunado autogol de Nathan Garrow, provino de un tiro de esquina, el Auckland City supo defenderse con orden y contener la ofensiva rival.
Las condiciones climáticas extremas en Nashville llevaron al árbitro a ordenar dos pausas de hidratación por tiempo. Aunque el entusiasmo en las gradas se mantuvo constante, las esperanzas de Boca de lograr la hazaña se vieron mermadas por las noticias que llegaban desde Charlotte, donde el Benfica ya ganaba 1-0 al Bayern al descanso.
Las opciones del equipo argentino se desvanecieron aún más en la segunda mitad, cuando a los siete minutos Christian Gray consiguió el inesperado empate para el Auckland con un cabezazo tras un saque de esquina. Curiosamente, en una jornada marcada por las altas temperaturas, el partido fue interrumpido por una tormenta eléctrica. Durante los más de 40 minutos de pausa, la afición de Boca continuó entonando cánticos de apoyo a su equipo e incluso contra su clásico rival, a pesar de que la confirmación de la victoria del Benfica los dejaba matemáticamente eliminados.
Tras la reanudación, se realizaron cambios, con el ingreso de Giménez por un Cavani de poca incidencia y Braida por Alan Velasco, pero el guion del partido no varió. El VAR anuló un gol a Merentiel a la hora de juego por una mano de Zenón, y Boca mantuvo una presión constante, aunque estéril. Después de seis minutos de tiempo añadido, la participación de Boca en el torneo concluyó oficialmente con una actuación que, a pesar del incansable respaldo de su afición, resultó deslucida
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