ALP dividida tras balotaje busca pactos y consensos para gobernar

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ALP dividida tras balotaje busca pactos y consensos para gobernar

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Bolivia se prepara para una segunda vuelta presidencial que definirá al próximo mandatario el 19 de octubre, con Rodrigo Paz del Partido Demócrata Cri

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Bolivia se prepara para una segunda vuelta presidencial que definirá al próximo mandatario el 19 de octubre, con Rodrigo Paz del Partido Demócrata Cristiano (PDC) y Jorge Tuto Quiroga de la Alianza Libre como contendientes. Sin embargo, más allá del resultado en las urnas, el desafío inmediato para la nueva administración radica en la compleja configuración de la Asamblea Legislativa Plurinacional (ALP), donde la fragmentación anticipa la imperiosa necesidad de forjar alianzas para la gobernabilidad.

Los resultados oficiales del Tribunal Supremo Electoral (TSE) delinean un panorama legislativo sin mayorías absolutas. El Partido Demócrata Cristiano emerge como la fuerza más numerosa en el parlamento, asegurando 16 escaños en el Senado y un total de 49 diputados (17 plurinominales, 30 uninominales y 2 de circunscripción especial), sumando 65 legisladores. Le sigue la Alianza Libre, que también disputa la presidencia, con 12 senadores y 39 diputados (17 plurinominales, 20 uninominales y 2 especiales), alcanzando 51 representantes.

Detrás de estos dos bloques principales, otras fuerzas políticas han logrado representación. La Alianza Unidad consiguió 33 parlamentarios, mientras que la Alianza Popular (AP) obtuvo 8 diputados. APB Súmate sumó 6 representantes, y el Movimiento Al Socialismo – Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) logró apenas 2 diputados plurinominales, marcando su resultado electoral más bajo desde su creación.

Esta distribución de escaños implica que ninguna formación política o coalición dispone de la mayoría absoluta ni de los dos tercios necesarios para la aprobación de leyes y reformas constitucionales. Para que una ley simple sea aprobada en la Cámara de Diputados, se requieren 66 votos de un total de 130, mientras que para modificar la Constitución se necesitan 87. En la Cámara de Senadores, compuesta por 36 miembros, la mayoría absoluta se sitúa en 19 votos y los dos tercios en 24. Si se considera una sesión de Sala Plena, con 166 legisladores, la mayoría simple demanda 84 votos y los dos tercios, 111.

Ante este escenario, diversos analistas políticos y representantes electos coinciden en que la búsqueda de consensos será ineludible. Se ha sugerido que una alianza natural podría gestarse entre el PDC y Libre, argumentando que esta unión sería la más propicia para la estabilidad del país. Esta perspectiva se fundamenta en tres pilares: la participación de ambos frentes en la segunda vuelta presidencial, su condición de principales fuerzas parlamentarias y la complementariedad regional, con el PDC predominando en La Paz y Libre en Santa Cruz, lo que podría generar un equilibrio territorial y una mejor atención a las demandas nacionales.

Desde el ámbito legislativo, se advierte que el trabajo en la Asamblea será complejo. Algunos parlamentarios electos subrayan la importancia de la madurez política, el respeto y la empatía entre las diferentes bancadas. También se ha planteado la necesidad de una profunda revisión y reestructuración de los reglamentos internos de la ALP, argumentando que existen vacíos y limitaciones que afectan el ejercicio de la fiscalización y el debate legislativo.

A pesar de las complejidades, los representantes electos han manifestado una predisposición al diálogo. Voceros del PDC han señalado la apertura de su bancada para conversar con todas las fuerzas políticas, priorizando los intereses del país por encima de las agendas partidarias. De manera similar, diputados electos por Alianza Libre han reconocido que, si bien pueden surgir diferencias en aspectos como la conformación de la directiva de la ALP o la distribución de comisiones, la obligación de conciliar es imperativa. Argumentan que la mayoría de las propuestas de campaña buscan el bienestar de la población boliviana, lo que debería facilitar el acuerdo y garantizar la gobernabilidad en el parlamento.

En este contexto, la efectividad de la próxima gestión presidencial dependerá en gran medida de la capacidad de las organizaciones con representación parlamentaria para construir puentes y alcanzar acuerdos. Bolivia se encuentra ante la encrucijada de avanzar hacia un gobierno de concertación o, por el contrario, enfrentar un bloqueo legislativo que podría obstaculizar futuras reformas y el desarrollo nacional

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