Firma de memorando de entendimiento entre Pete Hegseth y Frank Ábrego despierta críticas y preocupaciones sobre la neutralidad del Canal. El reciente
Firma de memorando de entendimiento entre Pete Hegseth y Frank Ábrego despierta críticas y preocupaciones sobre la neutralidad del Canal.
El reciente acuerdo entre Estados Unidos y Panamá para fortalecer la seguridad del Canal de Panamá ha generado controversia, con críticas que apuntan a posibles riesgos para la soberanía nacional y la neutralidad del país. A pesar de las intenciones de contrarrestar la influencia china en la región, la presencia militar estadounidense en Panamá ha suscitado debate y preocupación entre la oposición y expertos.
El secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, y el ministro de Seguridad de Panamá, Frank Ábrego, firmaron un memorando de entendimiento para fortalecer la cooperación en materia de seguridad del Canal de Panamá. Este acuerdo implica la presencia rotativa de militares estadounidenses en tres bases en Panamá y la navegación preferencial de barcos militares de EE.UU. por el Canal. Aunque se argumenta que esto busca contrarrestar la influencia china en la zona, ha generado críticas por socavar la neutralidad del Canal consagrada en un tratado de 1977.
La oposición, liderada por políticos como José Raúl Mulino, critica el acuerdo por abrir la puerta a una posible recuperación del control de las bases militares por parte de EE.UU. El gobierno panameño defiende que no cede territorio ni afecta su soberanía. La historia de Panamá ha estado marcada por la lucha por la soberanía del Canal, siendo los tratados Torrijos-Carter un hito en este proceso.
El politólogo Ricardo Herrera Hazera compara la situación actual con el periodo de la “quinta frontera”, en el que Panamá vivió bajo el colonialismo estadounidense. Se teme que los acuerdos actuales afecten la soberanía nacional y se revierta el avance logrado desde la firma de los tratados de 1977. Se destacan las diferencias en la política exterior de EE.UU. bajo la administración de Trump, especialmente en la falta de transparencia y las afirmaciones falsas sobre la situación del Canal de Panamá.
Se subraya que Panamá, tras la salida de las bases militares estadounidenses en 1999, ha logrado un notable crecimiento económico y desarrollo, gracias a la administración propia del Canal. Se advierte que la presencia militar de EE.UU. en Panamá no necesariamente beneficia económicamente al país, y se alerta sobre los posibles riesgos de un escenario de remilitarización que ponga en peligro la neutralidad panameña y la autonomía de decisiones. La crítica se centra en el peligro de que Panamá se convierta en un peón en una potencial confrontación entre EE.UU. y China.
La presencia militar de EE.UU. en Panamá, a través del acuerdo firmado para fortalecer la seguridad del Canal, plantea desafíos y preocupaciones respecto a la soberanía y neutralidad del país. La historia de lucha por la soberanía del Canal resurge en medio de críticas y debates sobre los posibles impactos de esta cooperación en la región.
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