La celebración principal de Tarija ha cimentado su arraigo entre las nuevas generaciones, atrayendo anualmente a cientos de nuevos devotos que se suma
La celebración principal de Tarija ha cimentado su arraigo entre las nuevas generaciones, atrayendo anualmente a cientos de nuevos devotos que se suman a una tradición reconocida además como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
La festividad ha iniciado su fase más intensa. El pasado domingo marcó el inicio de la primera procesión de los danzarines conocidos como chunchos, acompañando al santo San Roque por las calles. Este evento se replicará durante el lunes y martes, y nuevamente el próximo domingo, lunes y martes, culminando con el tradicional Encierro.
Las condiciones meteorológicas favorables propiciaron un desarrollo espléndido de la procesión inaugural. Los promesantes chunchos comenzaron su compromiso ataviados según la usanza ancestral; muchos exhibían atuendos recién estrenados, mientras otros lucían nuevos pollerines, capas o turbantes. Un palpable entusiasmo impregnaba el ambiente urbano, aunque no faltaron las habituales incidencias menores y las recurrentes discusiones entre los asistentes acerca de la ejecución adecuada de las danzas, elementos ya característicos de la festividad.
Los chunchos constituyen el eje central de esta manifestación cultural, y la tradición muestra un vigoroso afianzamiento. Aunque no existen cifras oficiales, se estima que más de la mitad de los aproximadamente seis mil participantes que llenaron las calles pertenecen a la cohorte demográfica menor de veinticinco años, lo que subraya la fuerte conexión intergeneracional.
El reconocimiento como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO ha conferido un realce significativo a los diversos componentes de la fiesta, incluyendo las procesiones. Este estatus ha sido fundamental para garantizar la continuidad generacional de los tamborilleros, quenilleros y cañeros, y se observa un incremento en la participación de las alféreces.
Este año, se ha puesto un énfasis particular en la observancia de las costumbres ancestrales, con la intervención de supervisores designados por el Comité Organizador. Estos ofrecen directrices a los promesantes y monitorean tanto la ejecución de los bailes como el comportamiento general durante el recorrido, con el fin de preservar la armonía y la esencia de la celebración. La vitalidad de la Fiesta Grande de San Roque reside intrínsecamente en la vasta y ferviente participación popular que la define y asegura su perdurabilidad
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